Carta de una madre a su bebe que ya pronto nace.

El regalo más grande que recibimos las mujeres de nuestro padre Dios, es convertirnos en madres, te invito a leer esta hermosa reflexión.

Una bella carta para: MI QUERIDO Y DESEADO HIJO

 

Ya se acerca el momento de conocerte y no sabes con cuánto anhelo y alegría te esperamos.

Se nos ha hecho largo el tiempo de tratar de conseguirte.

Queríamos un compañero para tu hermana. Queríamos notar de nuevo esa presencia dulce, suave, limpia, de pureza, que da en un hogar un recién nacido, y aquí estás tú.

Hace unos 9 meses que con más amor y empeño que nunca, tu padre y yo decidimos conseguirte, y aquí estás tú, fruto de ese amor y esa confianza. Pronto sabrás cuánto vale sentir gran amor por todo lo bello, y tu, eres amor y belleza.

 

Déjame contarte algo:

Mi primera «falta» fue para nosotros una llama de duda y esperanza como tantas otras veces, pero nuestro amor y nuestra confianza valió más que todo y aquí estás tú. Cuando tu presencia se aseguró dentro de mí, me propuse sobrellevar cualquier molestia o sacrificio que surgiera en estos meses de espera y creo que lo he conseguido.

Hoy, cuando al fin va llegando la hora de que tu hagas acto de presencia. Todo se da por bien llevado; todos te esperamos con impaciencia. ¡Ven cuando quieras !… Aunque antes déjame decirte algo más.

Nacer, no es fácil, pero vivir es hermoso. A veces son necesarios sacrificios e incomodidades. Tal vez, muy a pesar nuestro, hayas pasado algo de esto en estos meses de espera. Si es así, perdónanos. Sólo quiero que sepas, que tu padre y yo hemos procurado prepararte un nacimiento lo mejor que hemos sabido.

No nos importa cómo eres para quererte: guapo, feo, pequeño, niño, niña… ¡qué más da! Sólo deseamos tu salud y bienestar, tu paz y tu relajo, pues el momento que vas a pasar hasta conocernos no será fácil.

 

Pero no temas, tranquilízate, ya ves, yo tengo -como madre- más responsabilidades para contigo y no tengo miedo, sólo unos enormes deseos de conocerte y abrazarte contra mí.

Aunque la vida es bella, no es tarea fácil caminar por ella, y esto lo aprenderás tan pronto como nazcas.

¡Pero no te preocupes hijo mío! descansa dentro de mí mientras puedas, bien guardado, que de ahora en adelante, las bellezas de la vida, sus durezas y sacrificios, te serán más llevaderos de la mano de quienes un día te engendraron con amor, con esperanza y con el deseo de hacerte todo más feliz y bello.

 

Con todo nuestro cariño, deseamos que vengas pronto con nosotros

Tus padres.

 

Autor Desconocido

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