Padre Dios, aquí estoy de nuevo ante Ti, quiero recibir de Ti paz y serenidad para poder dormir tranquilo.
Aquí estoy porque sé que Tú eres quien me da la fuerza para confiar e intentar superarlo todo.
Sé que los problemas son bendiciones que tengo que aprender a aprovechar, sé que las adversidades me hacen más fuerte y que las frustraciones son maneras de entender que ese no era el camino.
Quiero pedirte que sanes todas las heridas que hay en mi ser.
No permitas que ninguna experiencia del ayer me haga creer que soy un pecador, no dejes que ninguna experiencia difícil me haga creer que no puedo ser un vencedor.
Hoy quiero dormir con la seguridad de que puedo vencer las dificultades porque estoy contigo.
Quiero que en mi corazón haya alegría, entusiasmo en mis palabras, que confié en que puedo lograr lo que me propongo y que tenga ganas de dar lo mejor.
No permitas que nada me quite el ánimo de seguir adelante, dame tu fuerza para ser feliz.
Gracias por no dejarme sólo en medio de las dificultades, gracias por darme tu alegría y tu gozo para que me sienta acompañado.
Permite que ame con todas las fuerzas de mi ser a los que están a mi lado y que son importantes para mí.
Que pueda alimentar el amor que siento por ellos y así los pueda hacer crecer. Duermo en tu presencia, mi Señor, con la seguridad de tu amor.
En tus manos me siento seguro, tranquilo, pleno y descanso en paz. Amén
«Tú, que eres mi hijo, fortalécete con la gracia de Cristo Jesús.» II Timoteo, 2